Ruta por la D.O. Terra alta
Terra Alta es la zona vinícola más meridional de Cataluña está situada entre el río Ebro y las tierras del Matarraña (Aragón). Las sierras prelitorales calizas de Pàndols, Cavalls y los Puertos presiden un paisaje.
La zona de producción y elaboración de la DO “Terra Alta” (DOTA) comprende los 12 municipios de la comarca de la Terra Alta. Su paisaje es espectacular y típico del mediterráneo interior, mantiene todas las características de un terruño de interior próximo al Mar Mediterráneo: sierras (cordilleras) calcáreas prelitorales (Ports d’Horta, sierras de Pàndols y Cavalls), pequeños ríos (el Algaras y el Canaletes), montañas de roca conglomerada, bosques de encina y pino blanco y, sobre todo, suelos agrícolas teñidos de los típicos cultivos mediterráneos: almendro, viña y olivo. Dentro de este marco, se deben añadir tres unidades de paisaje de interés agrícola muy diferenciadas: la Plana, el Altiplano y los Valles.
Bodegas en ruta
Dónde comer
Dónde dormir
Qué visitar
Batea
En este territorio también dejaron huella los íberos, tanto por los nuevos utensilios utilizados como su arquitectura funeraria y el arte cerámico. Por otra parte, los romanos trajeron la prosperidad con el comercio y sus vías de comunicación. Y, los árabes, dejaron restos de cerámicas y construcciones como el castillo de Batea y el Algars.
El pasado medieval quedó patente en la población de Batea y, de hecho, sus calles, soportales y arcos lo han convertido en un escenario único y auténtico para la celebración del Mercado Medieval, que se lleva a cabo el primer fin de semana de julio.
Con el paso de los años, la población crece y lo hace fuera de las murallas. Y ya llegados al período de la industrialización, Batea adentra en la industria del sulfuro, que fabrica alcohol, y deja de lado el cultivo de olivo. Aún así, mantiene la dedicación a las viñas y van apareciendo nuevas bodegas.
Durante el primer cuarto del siglo XX, la población de Batea y otras que la rodean sufren una grave crisis de agua. Las precipitaciones en la Terra Alta no son abundantes y en ese periodo la sequía fue tan grave que provocó la emigración de buena parte de la población e, incluso, tener que llevar agua con cisternas para abastecer a los habitantes.
Así pues, la población disminuyó pero aún así es destacable el número de negocios en el municipio. Por un lado, las fascinas que se dedicaban a la destilación de aguardiente, por otra, la apertura de cafés en la población, así como la construcción de molinos y de pozos de hielo.
De todo el pasado de Batea, hoy en día quedan vestigios visitables los que destacamos la iglesia de San Miguel, construida en el siglo XVIII, el casco antiguo o «vila closa» donde se conservan portales, porches y arcos góticos, el Calvario, situado en un lugar alzado y que permite disfrutar de unas buenas vistas de la población y de su entorno; las torres renacentistas de San Martín y de Castellano; del antiguo pueblo de Pinyeres donde destaca la iglesia de la Transfiguración del Señor, el castillo, iglesia y antiguo pueblo de Algars, la Cruz del Valle ubicada en medio de la «Ruta Jacobea del Ebro» que va de Tortosa a Santiago de Compostela y, para terminar la fuente de Llavar que servía para abastecer de agua a la población, son muestra sus lavaderos.
Bot
Sus entornos nos muestran las maravillas de la zona y por ello, se han creado varias rutas:
- San José – Agujero de la Doncella: que lleva por el camino de los huertos hacia la ermita de San José, del siglo XIX y de estilo barroco, para terminar en la zona de recreo del Agujero de la Doncella, donde hay mesas y una fuente.
- Las Ollas: tanto a pie como en coche nos permite llegar a las ollas del río Canaletes, con sus grandes piedras y el agua fría del río.
- Ermita de Fontcalda: siguiendo la vía del tren, junto al río, y cruzando sus túneles nos hace llegar al santuario de la Fontcalda.
- La Vía Verde de la Terra Alta: la vía Verde tiene 24 km y se une con la del Baix Ebre. Bot se encuentra, aproximadamente, a la mitad del recorrido, por lo que es ideal para iniciar paseos. No hace falta decir que este camino nos lleva a descubrir parajes tranquilos y desconocidos situados en plena naturaleza. Hay un tramo de unos 5km adaptado para poder pasar todo tipo de personas.
Además, hay elementos de la población que también son destacables. Por ejemplo, la iglesia de San Blas de Bot, de principios del siglo XVII y de estilo renacentista. La casa Paladella es una de las otras edificaciones arquitectónicas a tener en cuenta de la población de Bot. A pesar de ser una casa señorial, sigue un estilo muy similar a otros de la zona, ya que utiliza formas góticas y también clásicas. Se fechada de los siglos XVII -XVIII. Pero Bot también es conocida por las bodegas que acoge y su tradición vitivinícola.
Las fiestas que celebra Bot son diversas y buena parte de ellas, dedicadas a diversas santidades. En el mes de enero, la Fiesta del Aceite y de San Antonio, las Fiestas Mayores se celebran durante la primera semana de febrero, dedicadas a San Blas y a la Candilera, los patrones de la población; el mes de marzo San José, en el julio San Cristóbal, y por la Virgen de Agosto, las fiestas de verano.
Corbera del Ebro y la batalla del Ebro
Las primeras poblaciones se establecieron cerca el primer milenio AC. ya que se ubicó una fortaleza de origen ibérica. Pero, no aparece el nombre de Corbera citado en los documentos hasta el año 1153. Como es usual en este territorio, Corbera de Ebro fue territorio de la orden templaria y más tarde de la orden de los hospitaleros.
El actual pueblo de Corbera de Ebro se encuentra a los pies del originario, conocido hoy día como el Poble Vell. La desgracia cayó encima de éste durante un episodio de la Guerra Civil española, la Batalla del Ebro.
El pueblo quedó completamente destrozado y los habitantes lo fueron abandonando y se asentaban a la parte baja del monte, donde se encuentra hoy. El Poble Vell de Corbera de Ebro ha sido declarado Bien de Interés Cultural como a lugar histórico. Actualmente, conserva las casas en ruinas y los restos de la iglesia de Sant Pere. En él, también, hay instalado el abecedario de la libertad que se convirtió en un monumento mundial a la paz.
La nueva villa que se construyó a la llanura después del desastre destaca por la iglesia de Sant Pere que se construyó nuevamente y que cuenta con un pequeño campanario de torre. En la plaza del ayuntamiento del municipio hay una estatua dedicada al Dr. Jaume Ferran i Clua, nacido en Corbera, que fue el descubridor de un remedio contra la cólera.
Este pueblo también cuenta con un Centro de Interpretación nombrado 115 días y que da una visión completa de lo que fueron los días que duró la Batalla del Ebro.
Al pie de la serra dels Cavalls y próxima al municipio encontramos la Ermita de la Santa Madrona. Es una iglesia sencilla donde al lado hay una fuente y unas barbacoas con mesas. En este lugar, durante el mes de marzo se hace una fiesta.
También, en una elevación ubicada al noreste del municipio hay la Capella del Calvari , es un edificio que posee un cimborrio del siglo XVIII.
Vía verde de la Terra Alta
Si empezamos el recorrido en Arnes, situados en su plaza mayor podremos admirar una privilegiada panorámica de los Puertos. El núcleo histórico de este pueblo fue declarado bien de interés cultural por la Generalitat de Cataluña y su Ayuntamiento es uno de los primeros de estilo renacentista.
Para ir a encontrar la Vía Verde tendremos que salir de la población por el camino que sale frente del cruce de la carretera T-330 (Gandesa-Valderrobres), siguiendo la señalización que nos llevará durante unos 5 km aproximadamente hasta los límites de Cataluña con Aragón, junto al río Algars. Allí encontraremos un lugar donde se encuentra un pequeño azud ideal para tomar un baño. Desde allí, se puede contemplar el imponente puente de hormigón que salva el obstáculo natural del río, y donde se pueden practicar deportes de aventura como el puenting. Muy cerca encontramos la estación de Arnes-Lledó, punto de inicio de la Vía verde de la Terra Alta.
Frente a la estación de Horta de San Juan encontramos el camino que nos llevará hacia el Convento de San Salvador y hacia el espacio natural llamado «Racó de les Olles» lugar de gran belleza y lugar ideal para tomar un baño en las aguas del río Canaletes.
Desde Horta, el itinerario comienza a bajar muy suavemente. Varios túneles y acueductos conforman esta parte del recorrido hasta llegar a la estación de Bot, en medio del trazado y al lado de la población. El edificio más significativo de Bot es la iglesia renacentista de San Blas situada en medio de la población. También se puede visitar la ermita de San José, desde donde se divisa una fantástica vista de Bot, las sierras de Pàndols y Cavalls y la Vía verde. Al borde de la ermita se encuentra el área recreativa del “Forat de la Donzella”.
Siguiendo el recorrido, después de Bot llegamos a la estación de Prat de Comte. Prat de Comte, a 4 km de la Vía Verde es un pequeño municipio poblado en la época de los templarios, donde destaca la iglesia de San Bartolomé, el Portal (antigua puerta de entrada a la población), la destilería y el horno de pan.
A 1 km de la estación de Prat de Comte, y al borde del recorrido, encontramos el Santuario de la Fontcalda: conjunto paisajístico, termal y religioso, lugar de parada obligada para aquellos que recorren la Vía Verde. Situado en medio de un valle, a orillas del río Canaletes recibe el nombre de la fuente de agua caliente que brota al pie del santuario del siglo XIV. Un sendero permite recorrer los estrechos que ha formado el río con el paso de los tiempos. Sus aguas limpias y transparentes invitan a bañarse y disfrutar intensamente de este regalo de la naturaleza.
El final de la Vía Verde de la Terra Alta es en la estación de El Pinell de Brai, a 5 km de la Fontcalda. La población del Pinell la encontraremos a 6km de la Vía Verde, donde nadie puede dejar de visitar el Celler Cooperatiu modernista de Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí. Esta cooperativa es el máximo exponente de las construidas por este discípulo de Gaudí. El estilo modernista se aprecia por los cuatro lados. Es imprescindible contemplar el magnífico friso de cerámica vidriada situado en la fachada de la bodega, obra de Xavier Nogués, donde se representan escenas alegóricas de la viña.
Pinell de Brai, Catedral del vino
También forma parte de este entorno natural el río Canaletes ya que transcurre por el término de este municipio.
Se cita el Pinell del Brai en documentos escritos por primera vez el año 1153. Se trata de un acta en la que Ramón Berenguer IV hace donación a los templarios del Castillo del Pinell del Brai. Pero no es hasta el año 1198 que se le concede la carta de población.
Las primeras casas se fueron asentando entorno al castillo, que se encontraba en una cima rocosa de 100 metros de altura y cercano a un precipicio. Por este motivo, las casa que quedaron, hoy día son conocidas como las casas colgantes.
Durante la guerra de sucesión este municipio fue fiel a Felipe V. Como gratificación a esta fidelidad recibió el título de villa fidelísima y se le concedió el derecho de tener mercado semanal. Durante la Guerra Civil este municipio salió bastante perjudicado ya que se encontraba en la zona donde tuvo lugar la batalla del Ebro y sufrió graves consecuencias. De hecho, aún se pueden observar las casas caídas por los bombardeos.
También se puede visitar el Centro de Interpretación les Veus del Front, que pone en relieve la importancia de la mensajería y la propaganda durante la batalla. La guerra civil también afectó a tres pórticos medievales que quedaban en el pueblo, de los que únicamente se conserva uno, el porxo del llop. La Ermita de Santa Magdalena también fue destruida. No obstante se recuperó el año 1952.
Una visita obligada en este municipio es al Celler Cooperatiu conocido como la catedral del vino y construido por César Martinell con un friso de Xavier Nogués.
Destacar la iglesia parroquial de Sant Llorenç, a la que se accede a través de dos escalinatas, ya que se encuentra en un lugar elevado.
Gandesa
El yacimiento del Coll del Moro, correspondiente a la tribu ibérica de los ilercavones, es un claro indicio que la presencia humana existía en esta zona desde el año 800 aC. No obstante, no existe este municipio en documentos escritos hasta el año 1153. esta fecha corresponde al momento en que Ramon Berenguer IV hizo la entrega del castillo al orden de los templarios.
Aunque durante la primera mitad del siglo XIV este término era territorio del orden de los Hospitaleros.
Gandesa, posiblemente, debido a su buena posición en el territorio, la cual cosa facilita su bueno comunicación, ha tenido que sufrir varias guerras. Entre ellas fue escenario de la primera guerra carlina, donde destacó por su resistencia, y la Batalla del Ebro. Por este motivo se ubicó allí el Centre d’Estudis de la Batalla de l’Ebre el cual se ha convertido en un museo histórico sobre la Guerra Civil española.
El patrimonio de Gandesa destaca por su espléndida Cooperativa Agrícola de estilo modernista y obra de César Martinell. También se conserva un edificio templario conocido como Palau del Castellà que con el paso de los años ha tenido diversas funcionalidades. La iglesia de la Mare de Déu de l’Assumpció, de estilo románico de transición gótica, destaca por su portón. Otro de los edificios que ejemplifica las obras de estilo gótico es el Palau de Ca l’Inquisidor.
Por lo que se refiere al entorno natural nos permite realizar múltiples excursiones por el Puig Cavaller, el Coll d’en Canar, la Fontcalda (fuente de agua mineromedicinal) y el riu Caneletes, la serra de Pàndols, el área recreativa de la fonteta, entre otras.
Entre los diferentes renombres que ha recibido se destaca «la farsa de Gandesa» que incide en la boda entre el heredero de la Corona de Aragón y la hija de Fernando IV de Castilla ya que se casaron en este municipio.
Villalba dels Arcs
En el pueblo de Vilalba dels Arcs encontramos elementos medievales que nos recuerdan a su pasado. Cabe destacar los porches de la plaza donde se levantan viviendas. Esto mismo ocurría en la calle mayor, pero ya no se conservan. Las casas que no debemos dejar de ver de Vilalba dels Arcs son la Casa Martell y la Casa Coll.
Los edificios religiosos de Vilalba dels Arcs son diversos. Lo más destacable es la iglesia de San Lorenzo, hecha con una mezcla de estilos góticos, renacentistas y barrocos en los siglos XVII-XVIII. También existe la capilla de la Virgen de Gracia de época templaria y de estilo románico. Actualmente no es utilizada para las celebraciones eclesiásticas. Además, hay que contar con el Calvario situado en lo alto de un camino empinado donde está la capilla de la Virgen de los Dolores y la de la Virgen de Montserrat. Cerca de este punto se encuentran los lavaderos públicos, conocidos como «La Fuente».
Cabe citar dos ermitas más, la de Berrús, que fue salvada de las aguas del pantano al ser trasladada en este lugar en 1965 y la de San Pablo. Esta fue construida bajo una piedra natural que le hace de techo.
Vilalba dels Arcs también tiene la Cooperativa Agrícola de la Germandat que se dedica esencialmente a la producción vinícola de vinos blancos, garnacha blanca y macabeo con DO Terra Alta. Aún así, también se dedican al cultivo de almendros y olivos.
Las fiestas más destacables de Vilalba dels Arcs son la Romería a Berrús y las fiestas de verano. La romería se celebra el primer sábado después de Semana Santa y es la más larga de toda Cataluña. Destaca la entrada al pueblo de todos los caminantes con cañas en la mano y cantando el rosario con una entonación original. Las fiestas de verano o fiesta de quintos se celebra el día 8 de agosto y entre los actos que se celebran encontramos el baile y sorteos de tortas.
Horta de San Joan
El término municipal de Horta de Sant Joan tiene 11.922 hectáreas, de las cuales 9.051 son de terreno montañoso y hay 5.443 dentro del Parque Natural de Els Ports. El resto, 2.871 hectáreas, son dedicadas al cultivo de la vid, la almendra, la aceituna, el cereal y la fruta dulce, sobre todo melocotón y cerezo.
La ciudad limita por el norte con los términos de Caseres y Arens de Lledó, por el sur con los de Paüls y Alfara de Carles, por el oeste con los de Arnes y Lledó y por el este con los de Bot y Prat de Comte. Por el término municipal transcurren el río Algars, que forma en el oeste una línea divisoria con la provincia de Teruel, el río Estrets que drena el sector meridional y el río Canaleta en el sector oriental. Todos estos ríos son afluentes o subafluentes del río Ebro.
El clima de Horta es mediterráneo de interior, de inviernos muy helados y de veranos de bastante calor. En invierno se puede disfrutar de la nieve, cuando la climatología lo permite, porque sus montañas superan los 1.000 metros de altitud. Las principales actividades económicas del pueblo son la agricultura, principalmente de secano, la ganadería, las empresas de construcción, la confección y últimamente los servicios, ligados sobre todo al crecimiento turístico.
El núcleo antiguo de Horta está declarado Bien Cultural de Interés Nacional, en la categoría de Conjunto Histórico, por la Generalitat de Catalunya. A pesar de que ya no quedan vestigios del antiguo castillo de Orta,citado ya en época sarracena, aunque da nombre a la parte más alta del pueblo. La iglesia parroquial data del siglo XIII, hecha de sillares de una sola nave con bóveda ojival y grandes ventanales góticos. Más tarde se alargó por la parte del corazón, y en el siglo XVIII se construyó el acceso por la fachada principal. La plaza de la Iglesia es de estilo renacentista, construida en el siglo XVI durante la misma época que el ayuntamiento y los principales edificios nobles que lo rodean. En las calles que dan a la plaza también encontramos edificios interesantes como casa Pessetes, casa Manuel de JoaquÍn, o la casa del Delme en la calle de Comanda, que es un palacio de estilo leridano, con una galería en el desván y una garita en el extremo. Fuera del pueblo, la torre de Galindo es una torre de defensa de época medieval muy peculiar. Las calles estrechas y empinadas, junto con el Centro Picasso, el Cap del Ecomuseo de los Puertos, la antigua prisión de Orta, el Convento de San Salvador al pie de la montaña de Santa Bárbara y el Parque Natural de Els Ports, forman un conjunto realmente atractivo que os recomendamos visitar.
Camino de Santiago del Ebro
Este itinerario entra en la Terra Alta por la Vía Verde a la altura de las Codines de Riberola, en el término municipal de El Pinell de Brai. Siguiendo este antiguo trazado ferroviario de gran belleza paisajística se llega al santuario de la Fontcalda (Gandesa) centro de peregrinaje mariano comarcal. Aquí se puede reponer y tomar un baño en el río Canaletes.
Desde la Fontcalda el camino sube hacia Gandesa, donde encontramos la iglesia arciprestal romanico-gótica de la Asunción, donde destaca la portada hecha según los cánones de la escuela de Lleida. Antes de ensartar el antiguo camino real que pasa por la cruz de la Saboga en dirección a Batea, se debe hacer una incursión en la población de Vilalba dels Arcs, donde en la Casa Coll se encuentra el museo del camino de Sant Jaume de Ebro, residencia solariega que conserva su ambientación original y recrea los motivos que aluden a la peregrinación a Compostela por la vía ebrense. Batea es el último pueblo catalán de esta ruta. El casco antiguo es el más característico de toda la comarca de la Terra Alta. El principal atractivo es la calle Mayor, toda de porches, y la capilla de la Virgen del Portal, de estilo barroco. En lo alto del pueblo se encuentra la Iglesia Parroquial de San Miguel, edificio barroco-neoclásico del siglo XVIII.
Siguiendo la ruta, a 3 km de Batea, se encuentra la Cruz del Valle, último monumento religioso de la parte catalana. Desde aquí y con el río Algars haciendo de umbral, la ruta se despide de Cataluña y se dirige hacia tierras aragonesas.